Para comprender la importancia del abordaje interdisciplinar como tratamiento en determinadas patologías, conocer el origen de estas se considera básico ya que tanto las causas que originan dichas enfermedades como los mecanismos patológicos, pueden ser fundamentales para determinar el tratamiento más adecuado en cada caso.

Concretamente en el sobrepeso u obesidad, éstas tradicionalmente se asocian a la idea simplista de que se debe a una alimentación poco saludable. Se trata de un reduccionismo que nos hace pensar que por modificar la alimentación estamos actuando sobre la raíz del problema. Pero lo cierto es que, es posible que se de la “acción- reacción” esperada o, por el contrario, que en un principio si se cumpla nuestro objetivo pero que no permanezca a largo plazo, por lo que nos veríamos frustrados e incluso podríamos llegar a pensar en el fracaso.

Volviendo al caso de la obesidad y recalcando que cada caso es único, siendo más críticos podrían surgir cuestiones como:

  • ¿Desde cuando estoy así?
  • ¿Qué cómo y en qué cantidades?
  • ¿Tengo control sobre lo que como o como hasta que no puedo más?

Preguntas en torno a la comida y no solo respecto a este ámbito, son las que uno debería hacerse a sí mismo en esta situación, o el respectivo profesional en caso de acudir.

Según numerosos estudios, tanto las circunstancias que nos rodean como las relaciones sociales (familia y amigos) que entablamos desde que desarrollamos esta capacidad, la etapa de la vida en la que uno se encuentra y, por ende su ocupación, podrían estar afectando de alguna manera al individuo en actividades tan cotidianas como el acto de comer.

Por lo que la definición de salud según la OMS¹ ya nos adelantaba un concepto similar: “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.”

Es decir, cuando nos encontremos en un estado de salud que no es el habitual, no debemos encasillarnos en que hay una única causa provocando el malestar, es necesario barajar todas las opciones posibles, por lo que lo que a priori pudiera parecer un problema alimenticio, trajera consigo un problema más complejo relacionado con una patología psicológica.

El hecho de recurrir a los profesionales sanitarios adecuados no solo podría acelerar y facilitar el proceso del tratamiento, sino que probablemente se estaría actuando sobre la raíz del problema y por tanto, se evitarían posibles recaídas, tratamientos infructuosos y la pérdida de tiempo.

De ahí a que gran parte de la investigación en salud en los últimos años ha sido destinada al papel de la psicología en trastornos funcionales digestivos, y es por esta estrecha relación entre nuestra mente y nuestro aparato digestivo, que es habitual denominar a este como nuestro “segundo cerebro”.

De hecho, Michael Gershon (jefe del departamento de Anatomía y Biología Celular del Centro médico de la Universidad de Columbia en Nueva York) un experto en el campo de la neurogastroenterología y autor de The Second brain (1998) sentenció que “El cerebro en nuestra cabeza no tiene que ensuciarse las manos actuando sobre la digestión, pues de esta se encarga nuestro intestino”.

Según Gershon, en nuestro intestino existen cerca de 100 millones de neuronas, encargándose mediante ellas de la actividad diaria de la digestión, descomposición de los alimentos, absorción de nutrientes… es decir, este posee recursos y por tanto se considera independiente del cerebro para el desarrollo de su actividad.²

Como muestran los datos recogidos en recientes estudios, la intervención conjunta de distintos profesionales sanitarios puede estar directamente relacionada mejoras mantenidas a largo plazo, menores recaídas, detección precoz de la raíz del problema. Pues así, en el caso de un individuo que padezca de hernia hiato, debido a que es una enfermedad en la que la obesidad es un factor de riesgo, es necesario evaluar la situación del paciente: cuál ha sido su relación con la comida, el historial familiar en relación con la obesidad, los hábitos actuales de alimentación, si sufre o no estrés o ansiedad y cual es el origen de estos, entre muchas otras preguntas relevantes al caso.

Y al igual que sucede en otras patologías en las que el aparato digestivo se ve involucrado, como la enfermedad de Crohn, en la cual el estrés juega un papel primordial, pues se relaciona con la expresión de la enfermedad por etapas (es decir, si se acentúan alguno de los síntomas), el abordaje nutricional y médico puede no ser suficiente, y requerir de una ayuda distinta, en este caso, enfocada a sobrellevar dicho estado de ansiedad.

Y en el caso de la hernia hiato, cabe destacar que en ocasiones el tratamiento médico puede ser insuficiente o incompleto.

Sin embargo, la inclusión de pautas dietéticas puede ser fundamental a la hora paliar síntomas digestivos, de gran interés para el paciente, ya que estudios científicos muestran la eficacia de omitir alimentos (ricos y grasas, picantes, bebidas alcohólicas, cafeína, entre otros) que puedan empeorar la sintomatología. Es más, realizando algunos cambios en el estilo de vida pueden evitarse situaciones de malestar para el paciente, como pueden ser: perder peso en caso de sobrepeso u obesidad, distribuir la ingesta diaria en 5 tomas (espaciadas entre sí unas 2-3 horas), evitar acostarse tras alguna de las comidas (esperar 2-3 horas), consumir alimentos cocinados al vapor, al horno o al microondas, en lugar de aquellos fritos.³

En definitiva, se obtienen dos conclusiones primordiales, una de ellas concierne directamente dietistas- nutricionistas como profesionales de la salud: el hecho de que estudios han demostrado, que los cambios en el estilo de vida no solo disminuyen el riesgo de padecer obesidad, sino que además ayuda a mejorar la salud mental y por otro lado, un mensaje global destinado a todos los lectores: aunque pueda parecer excesivo la intervención multidisciplinar, en muchas ocasiones, para un problema que se creía imposible de resolver, la observación de dicho problema desde distintas perspectivas podría dar lugar a más de una estrategia para abordarlo.

Ouyan Zhang
Dietista-Nutricionista de NutriNour

Supervisado por Daniel Mantas Nakhai
Colegiado AND-00652


¹ Organización Mundial de la Salud. Sitio web oficial de la OMS. Preguntas frecuentes: ¿Cómo define la OMS la salud? Consultado en linea: 9/09/2019. https://www.who.int/es/about/who-we-are/frequently-asked-questions

² Pérez, M. (2016). Cerebro e intestino. Aspectos psicológicos en los trastornos funcionales digestivos. Bonding: Revista profesional online para psicólogos, psicoterapeutas y counsellors. Consultado en línea: 10/10/2019
http://bonding.es/cerebro-e-intestino-aspectos-psicologicos-los-trastornos-funcionales-digestivos/

³ Farré, J. Dieta para la hernia de hiato. Página web oficial de Centro de Nutrición Julia Farré. Consultado en línea: 7/10/2019. https://www.centrojuliafarre.es/

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